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CONVERSACIONES CONMIGO MISMA, ¡ADIOS BOIRA!


Boira se ha ido.

Ayer por la noche volvia a casa, cansada del esfuerzo y las emociones de un día largo, con la alegría de recibir a Gerard, el nuevo miembro de la familia, una alegría con un punto agridulce al estar presente en todos nosotros que su abuela, mi hermana, era la gran ausente, a pesar de ello, con la sensación de que Gerard nos traía un poquito de ella para que sintamos que sigue viva su presencia. Y con este torbellino de sensaciones en mi interior, me recibia en la puerta el cuerpo sin vida de Boira.

Un torbellino de alegría y vitalidad que entró en nuestras vidas y tal como apareció se fué, dejando una losa sobre mí que me veo incapaz de cargar.

Mientras pruebo a quitarmela en un intento desesperado de entender el porqué, me doy cuenta de que la pena que me hace daño no es por ella, es por mi.

En estos últimos años convivo con la muerte más a menudo de lo que quisiera, he ido aprendiendo que es inevitable, que es parte de la vida y por mucho que nos creamos con poderes, no tenemos el don de evitar con nuestros actos, que nuestros seres queridos, humanos o no, la esquiven. No me siento culpable. Pensar así me ayuda a aceptar que se van y a sentir que mi alma sigue conectada con las suyas, percibo su paz y eso me reconforta.

Aún así, el dolor no se va, sigo sintiendo pena y se que es por mí, porque solo deseo acurrucarme y dejar que poco a poco este sentimiento se diluya, que unos brazos fuertes me rodeen, cubran mi espalda y me susurren al oido, descansa, yo me ocupo de todo, dedicate solo a ser feliz. Pero esos brazos están lejos, ocupados en sus vidas, no pueden estar disponibles siempre que los necesito por mucho que lo intenten.

Y hoy me siento desbordada y me doy pena, no puedo acurrucarme sin más como quisiera. Creyendome capaz de todo, he ido asumiendo más carga y compromisos de los que puedo abarcar, tengo que secarme las lágrimas, levantarme y salir a calle, hay quien necesita los abrazos que prometí dar y no soy capaz de negar, no tengo suficiente humildad para decir que no puedo sin sentirme culpable.

Y mi mente lógica, que no soporta el dolor y la tristeza, me da respuestas, ¿o me las da el corazón?

Ya es hora de que asuma la verdad, deje de creer que yo si que puedo, es el momento de que escuche dentro, de que suelte parte de la carga que no logro llevar, compartiendola con los brazos y lo abrazos que están ahí dispuestos, esperando que reconozca mi debilidad , recupere una parte del tiempo para lamerme las heridas y así coger fuerzas para seguir afrontando la vida con una sonrisa o simplemente, sentandome a llorar.

Boira, ironías de la vida a pesar de tu nombre, eres un punto de luz y alegría para disipar mis nieblas. Hasta siempre pequeña, las caricias que ya no te podré dar, las repartiré entre los que siguen conmigo, has hecho más grande mi corazón. y le queda mucho por dar. Te quiero!! <3 <3 <3

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