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CARTAS A SILVIA - 25ª NO DEJES PARA MAÑANA LO QUE PUEDAS DAR HOY

  • Foto del escritor: Makamen Bou Miro
    Makamen Bou Miro
  • 10 feb 2015
  • 2 Min. de lectura

Buenos días Silvia,

Cuando quiero preguntarte como estás, busco la respuesta por la ventana, miro la belleza del mar, la luz del sol, los cristales sucios por la sal del mar, vaya, tengo que limpiarlos. Y me hago una idea de tu estado de felicidad actual. Si yo contemplando la naturaleza que me rodeo me lleno de vida, tu que perteneces a ella, debes estar a rebosar.

¿Sabes?, al hacer la lista mental de las “tareas” del día, cosas que no tienen porque ser importantes, me doy cuenta de lo tú si lo eras en mi vida. No vivíamos juntas, ni nos veíamos cada día, presumíamos de independientes y de gustarnos la soledad. Pero como te digo, al hacer planes mi mente va una y otra vez a contar contigo.

Me has acompañado en todos los momentos importantes para mí, dejando para otro rato lo tuyo, no me siento triste, no te preocupes por mí, te agradezco todo lo que me has dado y sigues dándome, ahora que no estás veo con claridad el valor que tienen esas pequeñas acciones que parecen rutinarias y soy consciente de lo que es realmente esencial.

Quiero imitarte, tomarte como ejemplo, eres una gran maestra de las emociones y sentimientos, por esto ahora las relaciones personales están en el lugar que tienen que estar, no es ningún esfuerzo escuchar y compartir momentos, aunque tenga que dejar mi rutina a un lado. Hasta los pinceles pueden esperar, en el momento que tuve que despedirte, que te despedimos juntos, lo que me dio consuelo fueron esos abrazos sinceros de personas que en muchos casos consideraba lejanas. Ahora no es así, todas y cada una trajeron un trocito de su corazón en las manos y los guardo a buen recaudo. Es el mayor tesoro que puedo recibir y quiero conservar.

Aunque parezca contradictorio, sigo adorando mis grandes momentos de soledad, donde el tu a tu con los pinceles y mis gatos me llenan de paz y felicidad. Pero ahora me doy cuenta de que no nos sobra el tiempo para decir con hechos, no solo palabras, te quiero, ni tampoco para dejar una caricia o abrazo por dar pensando que ya habrá otro momento. Creo que al fin estoy aprendiendo a vivir en presente y no dejar para mañana lo que pueda dar hoy. Si, lo sé, he cambiado un poco el refrán.

Es verdad que cuando las cosas salen directamente desde el corazón, hay tiempo para todo y encima te llena la satisfacción del trabajo bien hecho o mejor dicho, el bienestar de de no sentir culpa alguna por hacer algo que pueda parecer incorrecto, pues el corazón no se equivoca.

Que grandes lecciones me has dejado hermanita, cuanto más te quiero aún por haberlo hecho.

Te mando un abrazo desde mi alma, que seguro que te llega con fuerza.

Un besito hermana, hasta luego!!

 
 
 

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