CARTAS A SILVIA 7ª SABES?

(Otra de mis pinturas que enamoraron a Silvia y está en su casa)

Buenos días Silvia,

Me falta tu presencia y tu voz, ya no las tengo y no pienso luchar contra eso, se que lo único que conseguiría es dolor, así te puedo mantener en mi recuerdo y seguir queriéndote y aprendiendo contigo.

Te acuerdas cuando no te hablaba de otra cosa que de “mis” gatos? Cuanto he aprendido con ellos junto a ti, como cobran sentido muchas dudas ahora que mi corazón está abierto como una flor al sol, sensible y receptivo.

He sufrido mucho con los gatos, ya no son mis gatos, ahora son ellos, con su identidad y vida propia, son seres sabios con mucho que enseñarnos, ¿quien soy yo para apoderarme de ellos?, pensando que puedo ser su salvadora, ¿verdad? Me decías que era vanidosa por pensar que yo podía controlar y decidir sus vidas. Ahora lo entiendo con claridad.

Pero te quería contar como siento que mi relación con ellos me ha enseñado. Su vida es mucho más corta que la nuestra y en pocos años he visto a muchos morir, al principio sentía rabia e impotencia y me preguntaba si podía haber hecho algo para evitarlo, tu me decías que ellos son los que deciden y que sigue siendo pretencioso pensar que lo podemos cambiar y han sido muchos hasta aceptar que la vida y la muerte son parte del proceso natural y que negarlo solo produce dolor, aceptar que es así no te quita la tristeza y en algunos casos la culpa te hace dudar, pero este aprendizaje realizado con ellos me ha ayudado a despedirme de tu cuerpo, de tí ya ves que no lo hago ;) Todo cobra sentido.

Y en este, algunos dicen despertar, entender la vida y la muerte, he dejado de mirar por la ventana en un intento de controlar si todo está bien, como si mi vigilancia pudiera evitar lo inevitable, como si yo fuese su dios y pudiera decidir lo que ha de pasar. Cuantas veces habíamos hablado de que por muchas decisiones que tomáramos no servía para nada pues la vida nos ponía en la dirección que ella quería. Deja fluir, siente el momento, disfrútalo, me decías, como te entiendo ahora. Y aquí estoy, agradeciéndote una vez más y no me cansaré de hacerlo, que pusieras las herramientas a mi alcance para poder hablar contigo al aire sabiendo que mis pensamientos y palabras te llegan, sabiendo que ahora soy el eco del amor que tu has repartido y que a partir de mi solo siente que rebota una y otra vez, pero no para perderse en el olvido, si no que con esa fuerza de los que somos ampliarse con cada corazón que toca. Ya hablamos en otro rato que también me he dado cuenta de que simplemente somos eso, AMOR.

Amanece y el espectáculo que ofrece mi ventana es inmenso, no te puedo llamar como otras veces para comentarlo admiradas por su belleza cambiante, pero siento que lo estás viendo conmigo y sonrió.

Hasta luego hermanita, te quiero.

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